El Supremo confirman la condena de 4 años y medio de cárcel a Laura Borràs por corrupción. ¿Te imaginas recibir una carta de amor de tus enemigos? ¡Esto es más o menos lo que le ha pasado!
La expresidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, ha recibido una estocada judicial de proporciones épicas: el Tribunal Supremo ha confirmado su condena a cuatro años y medio de prisión por cometer delitos de prevaricación y falsedad documental. ¿Y qué es lo que hizo para ganarse tal infortunio? Borràs fue acusada de adjudicar hasta 18 contratos de forma totalmente irregular. En un mundo donde lo ético y lo legal deben ir de la mano, ella decidió que le gustaría experimentar el arte de hacer las cosas 'a dedo', una estrategia que le ha salido caro, muy caro.
Su condena no se detiene en la prisión. Además de cumplir con su sentencia, el tribunal también le ha impuesto 13 años de inhabilitación, donde Borràs no podrá ejercer ningún cargo público ni estar involucrada en la administración, lo que la separa del gran escenario político del cual formaba parte. Parece que sus días como figura relevante en la política catalana han llegado a un abrupto final, transformándose de líder a una especie de figura trágica de la escena política.
El Tribunal Supremo ha rechazado íntegramente el recurso de casación presentado por Borràs, que argumentaba la falta de proporcionalidad en la pena. ¿Se imagina intentar convencer a un tribunal con el lema 'no nos acordamos de qué pasó aquí'? Claramente, no funcionó. En el juicio no se tomó en cuenta su petición de amnistía ni el indulto que le podría haber ayudado, lo que hace que su situación se vuelva aún más incierta y complicada.
La ley para el olvido judicial, en este caso, no se aplica a actos de corrupción que no están conectados con el proceso electoral. Así que, en resumen, no hay resquicio para la justicia en su caso. La importante lección que podemos extraer de esta saga es que el poder no solo corrompe, sino que cuando se abusa de él, la caída suele ser espectacular. Y ahora que Borràs ha sido juzgada y condenada, es el momento para reflexionar sobre cómo este tipo de actuaciones pueden deslegitimar a las instituciones.
Hablando de cosas sorprendentes, ¿sabías que el Tribunal Supremo español es considerado uno de los pilares de la justicia en el país? Su decisión sobre casos de corrupción puede influir en las siguientes generaciones de políticos, y no solo en sus carreras. Además, puede que no lo sepas, pero la prevaricación es uno de los delitos más comunes en casos de corrupción en España, poniendo en tela de juicio la integridad de muchos».
El Alto Tribunal condena a Laura Borràs por prevaricación y falsedad documental y dictamina que adjudicó hasta 18 contratos a dedo.
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